Trabajadores de la construcción conformaron una bolsa de trabajo e iniciaron una lucha conjunta por el cumplimiento de las medidas de seguridad. Por estos días están realizando una campaña de prevención y concientización de accidentes laborales.
“Apuntamos a que se concientice el trabajador, que considere que detrás de cada accidente hay una familia esperando que uno vuelva. Estamos hablando de un problema cultural, de responsabilidad, de autoestima, de empezar a valorar la vida de cada uno, también lo que hacemos y lo que sabemos hacer”, explica convencido Narciso Cantero, obrero de la construcción e integrante de la agrupación “Manos a la Obra”. Con él dialogamos acerca de esta militancia de obrero a obrero que llevan adelante llamando la atención sobre las condiciones en que habitualmente desarrollan su labor miles de trabajadores de la construcción. “Nunca una empresa me enseñó qué es la autoestima, los valores que tiene una persona para que cada uno se cree una responsabilidad propia y valore su vida. No hay un interés generalizado de cuidar al trabajador, principalmente cuando en la actualidad quieren terminar las obras cuanto antes. En la medida que el trabajador sepa valorar su vida, vamos a aprender que la seguridad debe ser una forma de vida”, expresa con claridad y simpleza Cantero.
Desde la puesta en palabras de una problemática común, el grupo está realizando una campaña en defensa de la vida, que se extiende en toda la ciudad. “La convocatoria la hacemos en los partidos de fútbol en el club Olimpia, al lado del Carrefour de Circunvalación, es uno de los mejores lugares para encontrarnos, así como comer un asado, y ahí surgen todos los problemas habidos y por haber”, sintetiza Cantero la modalidad de encuentro grupal. “Cuando empezamos precisábamos principalmente trabajo, hoy nuestra mayor preocupación pasa por la seguridad”, dice y agrega: “Detrás de cada accidente hay proyectos que se truncan, sueños que no se cumplen. No es una tarea fácil, tampoco imposible. Estamos convencidos de que en cinco años podemos tener obreros más conscientes”.
En Rosario hay más de 20 mil obreros trabajando, muchos de ellos migraron desde otras provincias empujados por la necesidad de trabajar. Las estadísticas registran al menos una muerte por mes en accidentes laborales en el Gran Rosario. En los últimos tres meses hubo cuatro muertes en esta zona. Desde el grupo interpretan que las responsabilidades son compartidas, que la problemática es mucho más amplia que sólo pensar en la distracción a la hora de usar o no el casco o engancharse el arnés. “Primero está la capacitación de la persona, el empresario tiene que capacitar al obrero para determinada tarea, para el uso de los elementos de seguridad, tiene que tener un técnico de Higiene y Seguridad que replantee las condiciones laborales durante toda la obra. Muchos la cumplen, otros no. Aquel empresario que quiere tener un plantel estable de trabajadores, los va a cuidar, les va a ofrecer todos los medios necesarios de seguridad, lo va a capacitar”, detalla Cantero y saca de una carpeta certificados de capacitaciones de las que ha participado a lo largo del oficio. “No todas las empresas son iguales, hay arquitectos e ingenieros que hacen un buen trabajo, que tienen buena comunicación con los obreros”. Los compañeros promueven la campaña en bicicleta, caminando o en colectivo, visitan las obras y charlan sobre la situación. De a uno van repartiendo los tres mil afiches que llevan la imagen de un casco amarillo, con la sigla “S.O.S” representando a los obreros fallecidos en accidentes laborales. “Por la vida, cuando construyas enganchate el arnés de seguridad. Usálo”, alertan en la gráfica. Próximamente extenderán la difusión a través de las tarjetas de colectivo, reforzando el mensaje a toda la ciudadanía, actualmente cuentan con el apoyo municipal para la difusión.
Otra de las acciones que llevan adelante es la de pintar un casco amarillo en la fachada de las obras donde han muerto obreros, a modo de reivindicación se esas vidas. “Son muertes anónimas, los datos oficiales del año ‘98 para acá marcan 60 muertes, ya pintamos 60 cascos pero son muchos más”. El compromiso por una causa común no es bienvenida para muchos patrones, la semana pasada Narciso fue despedido del trabajo por su militancia en el tema. “Usted no está para pensar, está para trabajar”, le dijo el capataz de la empresa Perales Aguilar, según nos cuenta el obrero de la construcción. A la par comenta que luego del diálogo con enREDando tiene una entrevista de trabajo: “A muchos les molesta que uno piense, porque mientras más adquirimos conocimiento, mayor posibilidad tenemos de defendernos. Es como que el obrero lo único que tiene que hacer es trabajar, y no es así, el obrero tiene que ser parte de la empresa”, expresa claramente.
La necesidad de juntarse
Varios de estos compañeros trabajaron en la construcción del puente Rosario-Victoria, en ese momento murieron tres obreros, allí se propusieron hacer algo para exigir que se cumplan las medidas de higiene y seguridad laboral. “Muchos funcionarios de turno hablan desde hace tiempo sobre la seguridad en la construcción. Se dice, se dice y se dice, entonces nosotros pusimos manos a la obra, por eso el nombre de la agrupación. Empezamos a golpear puertas, recurrimos al sindicato UOCRA, no nos atendió, mientras tanto seguían muriendo obreros. No nos podíamos quedar de brazos cruzados”, relata. Llegado el año 2002, con la recesión general que atravesaba al país, y el rubro en particular, estos compañeros se lanzaron a conformar una bolsa de trabajo y luego agregaron la tarea de concientización. “En el 2002 la mayoría de los trabajadores de la construcción nos veíamos sin la posibilidad de realizar nuestro oficio, lo que sabemos es construir. Con un grupo de muchachos decidimos ofrecer a la comunidad nuestro servicio de la construcción en todos los rubros, y fue así que se formó una bolsa de trabajo en las cuatro plazas de Mendoza y Provincias Unidas. En menos de una semana anotamos a más de 1500 personas”, recuerda Narciso los inicios del proyecto. La invitación a sumarse la hicieron a través de los medios masivos y fue llegando gente desesperada por trabajo.
Sumando apoyos
La semana pasada integrantes de Manos a la obra participaron de una charla realizada en el Colegio de Arquitectos sobre Higiene y Seguridad en la construcción, allí hicieron pública la problemática y espontáneamente recibieron apoyo. “Con un compañero pedimos la palabra y ahí se enteraron quiénes somos, les explicamos la situación y nos dieron un gran respaldo. A futuro, el grupo planifica brindar cursos vinculados al oficio de la construcción, en los barrios, en las escuelas, la idea es seguir abriendo espacios de discusión y participación, entre varios, resguardando la vida, para no tener que pintar más cascos amarillos.
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