La Biblioteca Popular «Constancio C. Vigil» fue una de las experiencias más importantes de educación y expresión popular de América Latina, devastada en 1977 por los militares. La Asamblea de Socios por la recuperación de la Vigil trabaja desde 2004 por la devolución de los bienes de la entidad, la investigación de lo sucedido y la vuelta al proyecto popular y social.
Yéndonos hacia el sur de Rosario por calle Alem, a la altura del 3000, es imposible que pase desapercibido el imponente edificio de siete plantas emplazado en la esquina de Alem y Gaboto. La Biblioteca Popular «Constancio C. Vigil» se levantó entre 1965 y 1969. En la parte superior hay un Observatorio Astronómico. Desde allí, desde el barrio La Tablada, se dio a luz en la década del 60 a una experiencia inédita cultural y educativa por su amplitud y alcance más allá de las fronteras nacionales.
La Vigil llegó a tener 2500 alumnos, 650 empleados y su editorial superó el centenar de publicaciones. Semejante símbolo educativo y de dignidad colectiva fue un blanco especial para la intervención y destrucción por parte del gobierno dictatorial que irrumpió en la Casa Rosada en 1976. Los militares arrasaron con todo. La intervención a la Vigil fue el 25 de febrero del 77: no quedó ni un solo libro de los 80 mil volúmenes que había, tampoco quedaron rastros del material de archivo, diapositivas y obras en edición, se dieron de baja el servicio bibliotecario, las actividades educativas, recreativas y deportivas, se persiguió y secuestró a militantes sociales, tarea sistemática desarrollada en todo el país.
Veintisiete años después, en marzo de 2004 y en el Club Central Córdoba, ex directivos, ex alumnos, ex socios y vecinos de la Biblioteca Popular, realizaron una asamblea para evaluar la posibilidad de devolución por parte del Gobierno de Santa Fe de los bienes de la entidad y la continuidad del proyecto pedagógico y social.
Ese fue el primer paso de la Asamblea de Socios por la recuperación de la Vigil. «Desde entonces estamos trabajando, planteándole al gobierno provincial todo lo necesario para la devolución y vuelta al funcionamiento de lo que fue la Biblioteca. Juntamos firmas, tratamos de recuperar el padrón de socios, hicimos distintas actividades para conformar un frente bastante amplio y lograr la devolución de los muebles e inmuebles y la investigación de lo que aquí ha sucedido», explica su presidente, Raúl Frutos.
«Hemos hecho demandas penales y civiles a quien fue durante mucho tiempo el interventor-liquidador, el Dr. Emilio Echen, que luego renunció en base a nuestra denuncia, porque comprobamos en los expedientes que había no menos de 40 irregularidades. Este interventor fue el principal responsable del desmanejo, robo y liquidación sin manejo de cuentas», desarrolla Raúl para contar cómo se fue dando el proceso de vaciamiento institucional.
La Biblioteca Popular Constancio C. Vigil era una institución civil sin fines de lucro. Empezó con la biblioteca y la escuela, tenía asociados y se mantenía no con la cuota societaria sino con la venta de rifas en todo el país que se destinaba a cultura y educación. «Las escuelas sostenían las demandas del barrio, estaba el Departamento de Construcciones, también se creó una Mutual, donde la mayoría de los vecinos pudieron construir y obtener su casa. Tenía una estructura económica sostenida por rifas», cuenta Celina, integrante de la Asamblea. «En el período del Rodrigazo, por ejemplo, aumentaron los autos en un 800 por ciento, los autos eran lo que más se rifaba y eso generó un déficit institucional. Igual el capital que tenía la Vigil superaba ampliamente la deuda pero la intención del gobierno militar era reventarla y liquidar todos los bienes», relata Celina.
Desde la Asamblea están recuperando la nómina con los datos de los socios para elaborar un padrón actualizado y que la gente vuelva a participar. Casi 30 años después la tarea no es sencilla porque muchos vecinos se han mudado y otros han fallecido. «Originalmente la entidad tenía 20.000 socios», resalta orgulloso Frutos y recuerda que ya han recuperado los datos de 1000 socios. «La Vigil empezó a funcionar en el año 1959, como entidad autónoma, antes existía como una subcomisión de la sociedad vecinal del barrio», señala. Celina agrega que las actividades de la Asamblea apuntan también a la divulgación de lo que sucedió con la Vigil y el reclamo de justicia: «por un lado, el relato de lo que fue y cuántas cosas se pueden tomar de esa experiencia. Pasa por esa recuperación de la memoria, de cómo se hacían las cosas, porque hay gente que no tiene demasiado registro y recuerdos. Queremos retomar la manera comunitaria y aquélla visión».
El secretario de la Asamblea, Carlos Taruselli recuerda que la editorial imprimió más de 100 títulos y que la biblioteca formaba a las personas de manera integral y completa, ya que contaba con guardería, jardín, escuela primaria, secundaria y la universidad popular. «Todo eso funcionó acá y eso era lo peligroso», ironiza Carlos. «Además estaban los talleres del automotor, los mismos vehículos que se usaban para distribuir las rifas por todo el país eran reparados en los talleres propios. También había talleres de carpintería, para hacer el mobiliario de las escuelas», agrega Celina.
El proyecto de devolución fue aprobado en la Cámara de Diputados pero al pasar al Senado para su tratamiento perdió estado parlamentario por el tiempo transcurrido. «Estamos intentando que se presente nuevamente para que se apruebe. Allí mismo se establece que será devuelto a quien corresponde y legalmente corresponde que se haga el proceso de normalización a través de sus estatutos, que es por lo que estamos luchando nosotros», continua Raúl. «Este edificio se le vendió a la provincia y hay otros bienes que se vendieron a privados. También había terrenos en Villa Gobernador Gálvez, presentamos una demanda por malversación de fondos contra Pedro González, que pidió un crédito a la provincia para adquirir esos terrenos con la condición de hacer un barrio de viviendas, el dinero se le otorgó pero nunca se hicieron las viviendas. Al tiempo le vendió a Paladini gran parte de esos terrenos», amplía Celina relatando parte de la historia de la liquidación de bienes de la Vigil. Al respecto, hay escasos datos y comprobantes: «el liquidador Echen y su contador pusieron todo el archivo en una casucha en Villa Gobernador Gálvez y se prendió fuego, la robaron, entonces no hay nada», agrega Celina.
Desde la Asamblea de Socios sienten como una gran herida que el gobierno provincial haya hecho una ley inconsulta, sin debate ni opinión. La provincia propone sólo la devolución de bienes que le pertenecen sin investigación, que de hecho no se hizo hasta el día de hoy. «A nivel Nación estamos haciendo contactos, primero que se conozca el tema, es difícil llegar a Buenos Aires. Queremos la recuperación de la cultura popular, que se conozca cómo se exterminó de raíz toda expresión social. Todo lo que tiene que ver con la persona y sus relaciones. Se borró y desterró la expresión popular», cierra Celina e invita a participar de las reuniones abiertas que desarrolla la Asamblea todos los miércoles desde las 20:00 hs. en el segundo piso de la Vigil, entrando por la rampa de la esquina.
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