Al noroeste de Rosario, en el corazón del barrio 7 de Septiembre, esta institución ya está por cumplir 3 años entre libros y talleres. Para festejarlos, los invitamos a contar su historia.
Aunque la fecha de la fundación de esta biblioteca popular es el 30 de noviembre de 2002, su historia arranca casi un año antes, en aquel verano caliente, a fines de 2001. Como en el resto del país, en este barrio que los vecinos con crudeza y calidez al mismo tiempo llaman «Fisherton pobre», también se había armado una asamblea barrial. Y un grupo de pibes que la integraba llegó con la idea: «Armemos una biblioteca para la gente de acá del barrio, porque quedan todas en el centro». Y así, sin experiencia previa, sin fondos o sponsors, y sobre todo sin libros, empezó la historia de la actual biblioteca Gastón Gori. «La atendemos los padres de los alumnos de las escuelas del barrio, que son los que más consultan y necesitan el material. Hoy ya tenemos más de nueve mil libros, la mayoría donados por la gente de por acá. Y aunque parezca mentira, ya vamos a cumplir casi tres años y funcionamos todavía sin subsidios. Nos bancamos con la pequeña cuota mensual de dos pesos con cincuenta con que colaboran los socios. Más a pulmón, imposible. Pero cuando esto se llena de ‘enanitos’, los chiquitos de menos de diez años que vienen a buscarse un libro para el fin de semana, te das cuenta que esto tiene un sentido importantísimo», arranca Marta Casadei, una de las personas que sostiene este proyecto desde sus inicios.
Marta está a cargo de la biblioteca de lunes a viernes, de 8 a 10 de la mañana. Además, integra la comisión directiva, cargo que como el resto de la CD desempeña ad honórem. Es ama de casa, y antes de estar aquí, nunca había participado de alguna experiencia parecida. Por eso yo siempre digo que muchos de nosotros pasamos directamente de las cacerolas a los libros, sin escalas. Y la verdad, que acá todos los días aprendo cosas nuevas. Al principio lo charlamos mucho con mi familia, porque cuando uno le dedica tiempo a estas actividades, le resta tiempo a la casa, pero no me arrepiento. Y estamos todos orgullosos con los míos de que la biblioteca pueda existir , señala.
Está dicho. Cuando empezaron no había más que una idea. Y entonces, uno de las primeros asuntos a resolver fue la parte organizativa. Se conformó una comisión directiva y enseguida nomás se necesitó ponerle un nombre a la biblioteca. La única idea que teníamos recuerda Marta era que pudiera servir como homenaje a alguna persona de la cultura que estuviera viva. Alguien propuso a Gori, y explicó que era el nombre de un escritor, autor de los libros de La Forestal , defensor de los obreros del norte de la provincia, y todos estuvimos de acuerdo .
Luego se había que conseguir un local para que funcione la institución. Y así fue que el estado provincial les cedió una esquinita del edificio que tiene la Dirección de Vialidad en el cruce de las calles Juan José Paso y Tarragona. Es un poco modesto, y a veces nos queda chico, los que vienen a leer no tienen donde sentarse. Incluso, cuando empezamos no teníamos ni siquiera una computadora, pero sirvió para poner en marcha nuestro sueño , señalan.
Finalmente, algunos meses después de la propuesta inicial que habían hecho en la asamblea, se llegó a la inauguración un 30 de noviembre de 2002 con la presencia del propio Gori, que falleció el último año.
Respecto de la relación con los otros niveles del Estado, la municipalidad de Rosario se asoció al proyecto enviando dos bibliotecarios que les enseñaron en los primeros tiempos cómo se maneja una biblioteca. Mientras que del Estado nacional por una conjugación de los tiempos de la burocracia y la falta de una política más activa no se han recibido más que algunos pocos libros. Nosotros integramos la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, laConabip, pero como siempre nos falta algún papelito para terminar de llenar los formularios, todavía no pudimos recibir ninguno de los subsidios que se destinan a entidades como esta , aclara Casadei. Por eso, el financiamiento de la Gastón Gori depende de los socios que pagan una cuota mensual de $2,50. Para conseguir una PC que no es de las más modernas y algunos otros elementos de oficina sin los cuales no podría funcionar la biblioteca, dependieron de la ayuda de una fundación extranjera, relacionada con la medicina, que donó todos estos elementos, que allí estaban por tirar a la basura. Parece mentira dice una de las colaboradoras de la institución que tengamos que rebuscarnos para conseguir hasta las hojas y las biromes en un país que, por ejemplo, está lleno de soja, ¿no? .
Y en este punto de la entrevista, me pruebo el traje deabogado del diablo. En un lugar como este con problemas de vivienda, calles sin asfalto, gente con poco laburo, ¿no había otras prioridades antes que los libros? . Pero enseguida, Marta sale airosa del desafío: Nosotros vivimos en este barrio. Somos los que tenemos esas necesidades. Y de lo que yo estoy segura es que nadie puede disfrutar de la lectura de un libro si la panza le está haciendo ruido. Por eso creo que una política tiene que apuntar a que todos los aspectos de la vida puedan estar todo complementado. Y en esta biblioteca ayudamos, en ese punto, a despertar muchas cosas para que haya un cambio. Por eso además de los libros hay talleres de teatro, literatura, música .
En el nacimiento de la Gori, tuvieron mucho que ver los vecinos de la asamblea, y la mano grande que dieron muchas maestras de la escuela Puig , indica Casadei. Y agrega que en esta zona hay 19 escuelas, sumando públicas, privadas, primarias y secundarias. Por lo que los alumnos de todas estas instituciones son los que más vienen. O sea que este lugar, mayoritariamente es visitado por chicos .
A la hora de señalar los puntos flojos de esta pequeña historia, Marta cree que ha fallado un poco el marketing . Es que para apuntalar la relación con el barrio, una vez que los caceroleros volvieron a sus casas, no pudieron hacer propaganda de la Gastón Gori en la zona. Esa es una deuda que tenemos. Y creo que se dio porque no estábamos capacitados. Así que terminamos dependiendo del boca en boca, que funciona pero tiene sus límites. Por eso, si me preguntás por un sueño, es que participen mucho más los vecinos y los socios. Son más de trescientos las personas que se asociaron y en la útlima reunión que convocamos para discutir el proyecto de la Gori vino solamente uno de ellos , dice Casadei ensayando la autocrítica.
Para el final, consultada por la mirada que se tiene desde una biblioteca popular de la Feria del Libro que se realiza por estos días en la ciudad, Marta revela: La verdad, no nos prestaron mucha atención. Ni a nosotros ni al resto. Solamente nos dieron por notificados de que las bibliotecas populares podíamos poner una bandera y listo. Pero también es fruto de que la entidad en la cual nos nucleamos en Rosario tampoco tiene demasiada dinámica .
Biblioteca Popular Gastón Gori
Juan José Paso 7990 (Rosario)
Horario: Lunes a viernes 10 a 12 hs // 16 a 19 hs.
Teléfono: 451-9625
bpgastongori@hotmail.com